domingo, 30 de noviembre de 2014

Todo comienza en la boca del estómago, sientes que cómo lentamente empieza a vibrar y se va endureciendo. Enseguida empiezan los calambres, pequeños estímulos que ascienden como culebras y recorren tu estómago, deteniéndose brevemente en tu corazón y culminando en tus hombros. Notas cómo la clavícula se estremece y desaparecen todas las contracturas, cómo se te entumecen los hombros, los brazos y el cuello, y después sientes un pequeño cosquilleo que se extiende hasta tus pies. Cuando despiertas de ese pequeño "shock" te das cuenta de que estás sonriendo y sientes otro cosquilleo en las fosas nasales. Por un momento, tu sentido del olfato se incrementa y puedes sentir toda una gama interminable de fragancias que te renuevan por dentro. Y antes de que te des cuenta ya tienes los ojos borrosos. Inspiras profundamente y, contradictoriamente, lloras aún más. Percibes cómo las lágrimas van cayendo por tu cara y llegan a tu sonrisa, que se agranda, y lloras aún más, mientras que, por alguna razón incomprensible, empiezas a reírte.
Y así te quedas, riendo y llorando, si te preguntan por qué ríes lloras más, y si te preguntan por qué lloras ríes más, hasta que ya no puedes llorar y reír más. Entonces te limpias las lágrimas y empiezas a temblar, pero sigues sonriendo. Y al final ya sólo notas que estás muy cansado y te desplomas en la cama, mientras alguien te abraza y empiezas a sentir mucho sueño...

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