martes, 7 de febrero de 2012

Historia súbita e improvisada

Hoy me ha venido a la cabeza una historia, más bien un personaje sobre el que he medio desarrollado esta historia, la mitad que falta se la dejo a la imaginación y a mi escritura.

<<Como escritor que soy, en una situación tan adversa como la que se me presenta, soy capaz de captar la ironía del ámbiente y reflejarla con un leve movimiento de mi mandíbula. Así que ahora mismo una pseudosonrisa cubre mi rostro de ojos perdidos.

Recuerdo el suave ciclón en mi nuca y el violento mar acariciando mi cuerpo sumergido. Qué sensación más placentera.
Recuerdo también un libro inacabado y una historia interminable con final poco agradable, incluso eso resulta irónico.
Como siempre, mi mente había volado hacía un lugar impenetrable, robándole las alas a la inspiración, que huía de mí más lentamente, pero desapareciendo al fin y al cabo. Se suponía que allí iba a encontrar ideas y a acabar de una vez mi libro, aunque tal y como avanzaban las cosas empezaba a suponer que tendría que pedir otro mes a la editorial y enfrentarme con mi editora pelirroja, a la cual era mejor no enfadar  debido a su sangre nórdica.
Aquella isla... decían que allí residía la inspiración y que de allí salían las mejores historias... la mía habría podido ser una de ellas... las palmeras tropicales y las bahías de agua cristalina... las frutas exóticas... las primeras llegué a intuirlas... las segundas nunca las saboreé... el mar estaba tan calmado... y de repente...
Es lo que tiene la vida de hermitaño que se necesita para escribir un buen libro... vives ajeno a los avisos meteorològicos...
Buscaba ideas para acabar mi historia interminable, y ahora eterna, pero en su lugar encontré el fin de otra historia, la mía.
Ahora, que estoy de camino al cielo o al infierno. Ahora, que mis sentidos son recuerdos tenebrosos. Ahora, que mi vida ha llegado a su fin... ¿Qué es lo que aún siento...?
Frío...
Un frío tan eterno como la muerte, que tiene sitiado mi corazón y apagado mi cuerpo.
Tristeza...
Impotencia...
...
Felicidad...?
Es irónico pensar en ella y observar como mi rostro se rompe en miles de lágrimas, que se ven obligadas a salir por dos ojos pares insuficientes para ellas...
No... no es eso... no es nada de eso... mi cuerpo gélido es incapaz de sentir ningún tipo de pena o alegría... no es eso... ¿Me pregunto que será...?
Pues claro!
Es obvio...
Soy escritor, así que lo único que me queda ahora es... la inspiración.>>

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